[vc_row][vc_column][vc_column_text]Santa Cruz de Tenerife, 2 de mayo
El riesgo de morir después de sufrir un ictus isquémico se multiplica si nuestra edad biológica, que viene marcada por los hábitos de vida o el lugar de residencia, entre otros factores, es superior a nuestra edad cronológica, marcada por la fecha de nacimiento.
Así lo destaca un estudio de investigadores del Grupo de investigación Neurovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM). Según los resultados obtenidos, cada año de edad biológica acumulado respecte de la edad cronológica incrementa un 6% el riesgo de morir en un periodo de tres meses después de sufrir un ictus. A la vez, el grado de severidad de les secuelas es más importante. Todo ello, independientemente de otros factores de riesgo. El trabajo ha sido publicado por la revista «Scientific Reports».
La investigadora principal del estudio, la Dra. Carolina Soriano-Tárraga, explicó que se analizaron casi 600 pacientes atendidos en el Hospital del Mar por un ictus isquémico. En estos casos, la mortalidad media al cabo de 3 meses se va situó entre el 15 y el 20%. Los investigadores determinaron su edad biológica a partir de marcadores epigenéticos (cambios en los genes causados por factores externos), concretamente, la metilación del ADN (el principal mecanismo epigenético). Y comprobaron, según la Dra. Soriano, que «la edad biológica aporta información extra. Se correlaciona muy bien con la edad cronológica, es muy similar, pero tiene información extra sobre el estado funcional de la persona». Por lo tanto, «es un mejor predictor de mortalidad a tres meses en comparación con la edad cronológica«, incluso sin tener en cuenta otros factores externos, la gravedad del ictus o el estado funcional previo del paciente.
El estudio también analizar el peso de la edad biológica teniendo en cuenta el tipo de ictus. Así, en los ictus aterotrombóticos, que acostumbran a darse en pacientes más jóvenes (entre 55 y 60 años de media), fue en los que se mostró como un mejor indicador de mortalidad. En cambio, en los cardioembólicos, más habituales en pacientes de más edad, el efecto de la edad biológica no era evidente. Esto confirma, según la investigadora principal del estudio, que la edad biológica es un buen biomarcador. «En un paciente joven la edad biológica, el estilo de vida, tiene un mayor impacto, indica un envejecimiento más grande» y un riesgo más elevado de mortalidad después de sufrir un ataque, así como una mayor severidad de las secuelas. Es decir, «no son tan jóvenes» como indica su edad cronológica.
Estudios anteriores comparando pacientes que habían sufrido un ictus con pacientes que no, indicaban que para una misma edad cronológica, el grado de envejecimiento de los ictus era de 2,5 años más grande de media, siendo de hasta 7 años en los casos más jóvenes.
La utilización de este marcador «puede servir para detectar los pacientes que tienen un riesgo más elevado de morir después de sufrir un ictus», según la Dra. Carolina Soriano-Tárraga. «Este estudio es muy congruente con los hallazgos de nuestros estudios previos, corroborando que la edad biológica tiene un gran valor informativo sobre el estado de envejecimiento real de las personas, sobre su riesgo de sufrir enfermedades asociadas a la edad, y sobre la capacidad del individuo de afrontarlas» explicó el Dr. Jordi Jiménez-Conde, neurólogo del Hospital del Mar responsable de la línea de investigación. «El hecho que este envejecimiento biológico sea fruto de diferentes exposiciones y factores externos abre la puerta a futuros tratamientos y terapias de prevención», añadió.
Desde Centro Neurológico Antonio Alayón (Santa Cruz de Tenerife – Tenerife) les recordamos que el ictus es la segunda causa de muerte en España, siendo la primera en mujeres. La Sociedad Española de Neurología (SEN) informa de que cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales un 50 por ciento quedan con secuelas discapacitantes o fallecen. Además, actualmente más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un ictus.
Y en concreto Canarias (con sus provincias Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria) registra anualmente 3.500 casos de ictus, que hacemos referencia debido a la ubicación de nuestro Centro, ya que atendemos a muchos pacientes con este patología.
Para cualquier duda, consulta o si desea ampliar información sobre el ictus, puede ponerse en contacto con el servicio de Neurología del Centro Neurológico Antonio Alayón (Santa Cruz de Tenerife – Tenerife).
Fuente:IMIM
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