[vc_row][vc_column][vc_column_text]Depresión tras un Ictus – Santa Cruz de Tenerife, 28 de diciembre de 2018

La depresión tras un ictus es el trastorno afectivo más frecuente y el principal factor que limita la recuperación y rehabilitación de los pacientes, además de poder incrementar su mortalidad hasta 10 veces.

La depresión tras un ictus se presenta en uno de cada 3 pacientes con ictus y en más de la mitad de los casos no se diagnostica ni se trata. En su etiopatogenia son varios los mecanismos implicados: biológicos, conductuales y sociales.

Los síntomas suelen aparecer en los primeros 3 meses tras el ictus (depresión tras un ictus «precoz») y menos frecuentemente más tarde (depresión tras un ictus«tardía»). Los síntomas son similares a los de otras depresiones, aunque con algunas diferencias, como presentar más trastornos del sueño, síntomas vegetativos e introversión para las relaciones sociales.

Para su diagnóstico se recomienda mantener una actitud vigilante y emplear herramientas diagnósticas específicas.

Finalmente, el tratamiento de elección son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). No obstante, aún son muchas las cuestiones por resolver en el tratamiento de la depresión tras un ictus, como cuándo es el mejor momento para iniciar el tratamiento o el efecto de los antidepresivos sobre la cognición y la función motora, entre otros.

Los neurólogos desempeñan un papel fundamental en la recuperación de los enfermos con ictus. Es necesario que estén familiarizados con la detección temprana y el tratamiento de la depresión tras un ictus, para así facilitar la recuperación funcional del paciente, su reinserción social y la mejora en la calidad de vida del enfermo y su familia.

Diagnóstico de la depresión tras un ictus

El diagnóstico de la depresion tras un ictus está dificultado por la frecuente presencia de otros síntomas, especialmente aquellos derivados del daño cognitivo, como pueden ser la afasia, la agnosia, la apraxia y las alteraciones de la memoria. Además, existe un solapamiento de signos y síntomas del ictus y depresión, siendo indistinguibles algunos de los que son consecuencia del ictus o propios de la depresión. Algunos síntomas son comunes a ambos, como las alteraciones del sueño, la dificultad de concentración y la reducción de apetito, pudiendo ocurrir una sobreestimación de la depresión en pacientes con ictus. En otras ocasiones, muchos de los síntomas no se reconocen como consecuentes a la depresión, y se tiende a pensar que son consecuencia del ictus o «propios» de la edad si se trata de pacientes ancianos, lo que podría conducir a una subestimación del diagnóstico

Fuente: Elsevier

Para cualquier duda, consulta o si desea ampliar información sobre la depresión tras un ictus, puede ponerse en contacto con el servicio de Neurología del Centro Neurológico Antonio Alayón (Santa Cruz de Tenerife – Tenerife).

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Centro Neurológico Antonio Alayón, Santa Cruz de Tenerife.

Neurología.

Depresión tras un Ictus.

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