[vc_row][vc_column][vc_column_text]Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo

En los últimos tiempos, diversos estudios han puesto de manifiesto una realidad preocupante: cada vez son más los jóvenes que sufren enfermedades que tradicionalmente estaban relacionadas con el envejecimiento. Hacemos referencia a un estudio publicado en «JAMA Neurology» (prestigiosa revista de neurología) que desvela que, a pesar de la sustancial reducción en la tasa de mortalidad general causada por los infartos cerebrales durante las últimas dos décadas, la proporción de víctimas jóvenes ha aumentado.

Los datos hablan por sí mismos… Aparentemente. Después de revisar los recogidos entre 1995 y 2012 de más de 400.000 hospitalizaciones, los investigadores descubrieron que el número relacionado con un ictus isquémico agudo casi se ha doblado entre los hombres de 18 a 44 años desde mediados de los años 90. Esta clase de infarto se produce cuando el flujo de sangre que llega al cerebro es interrumpido por un obstáculo como un coágulo. Como recordaba una investigación publicada en ‘Medicina intensiva’, esta situación requiere un rápido ingreso “para tratamiento, monitorización, prevención de complicaciones y rehabilitación”.

La razón puede parecer obvia: los factores de riesgo entre este sector de la población, los porcentajes también han aumentado entre grupos sociales como la población afroamericana, han aumentado sensiblemente. Por ejemplo, la hipertensión ha crecido desde un 4% de incidencia en dicho sector de la población hasta el 11%; los trastornos de los lípidos (como la enfermedad de Gaucher o de Tay-Sachs) han aumentado del 12 al 21; también la diabetes (del 4 al 7); el tabaquismo (del 5 al 16) y la obesidad (del 4 al 9).

No solo eso, sino que la prevalencia del sector de la población que presenta entre tres y cinco de estos factores de riesgo, y que, por lo tanto, tienen muchas más posibilidades de sufrir un ictus, ha aumentado sensiblemente, incluso entre los más jóvenes (desde un 9 a un 16% en la franja de 18 a 34 entre los hombres y de un 6 a un 13% entre las mujeres). En otras palabras, si cada vez los jóvenes sufren ictus con mayor frecuencia, es porque (lógicamente) los factores de riesgo están más presentes. Pero ¿por qué? ¿Se debe, como se puede sospechar, a los hábitos de vida?

¿Por qué? En primer lugar, porque el aumento de infartos está, en parte, explicado por el aumento de la población en esa franja de edad. Por otro lado, también es posible que lo que haya cambiado no sea tanto la salud de los jóvenes como las formas de cuantificación de la enfermedad, que obedecen actualmente a otros criterios, y que también pueden encontrarse detrás de otras “epidemias” como las del autismo. De ahí que, como explicaba el neurólogo a ‘The New York Post’, “aunque no descartaría que un incremento en los factores de riesgo convencionales haya producido un aumento en los infartos de los jóvenes, si las cifras están aumentando de verdad, mi respuesta es que puede deberse a otros factores distintos de los tradicionales.

En España, una investigación publicada en el año 2013 en la revista ‘Clínica e investigación en arterioesclerosis’ muestra la incidencia de las enfermedades cerebrovasculares en nuestros grupos poblacionales. Los resultados mostraban un descenso constante del número de muertes causadas por esta misma razón, como ocurre en Estados Unidos, y unos bajos resultados entre los más jóvenes. Un estudio realizado en 1993 en Cantabria mostraba que la incidencia de los accidentes cerebrovasculares era de 13,9 por cada 100.000 en el grupo de edad de 11 a 50 años”.

Una tesis doctoral publicada  por Antonio Martínez Salio recuerda que “la incidencia del ictus aumenta progresivamente con cada década de la vida”. Según una revisión de 15 estudios poblacionales en los años 90, la incidencia pasa desde 10 a 30 casos de cada 100.000 en menores de 45 años a de 1.200 a 2.000 en las de entre 75 y 84. Para ambos sexos, la tasa de incidencia oscila entre 120 y 350 casos anuales por cada 100.000 habitantes, menor entre las mujeres (169) que entre los hombres (364).

Fuente: el confidencial

Recordamos por la ubicación de nuestro Centro (Santa Cruz de Tenerife – Tenerife – Islas Canarias) que la Comunidad Autónoma de Canarias (con sus provincias Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria) registra anualmente 3.500 casos de ictus. Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Canarias es la novena Comunidad Autónoma, junto a Baleares, con más casos de ictus registrados al año.

Aunque nadie está libre de sufrir un ictus, en muchos de los casos el ictus puede prevenirse en “Centro Neurológico Antonio Alayón”, ubicado en Santa Cruz de Tenerife (Tenerife), recomendamos  nuestro PROGRAMA ESPECÍFICO DE PREVENCION.

Se trata de un conjunto de pruebas diseñadas por un equipo médico de máximo nivel, con gran experiencia en el campo de la neurología. El ictus o accidente cardiocerebral puede afectar seriamente a la calidad de vida de una persona, es por eso que se recomienda un chequeo preventivo como eficaz método para controlar y supervisar el estado de salud de las personas en riesgo de padercerlo.

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Centro Neurológico Antonio Alayón, Santa Cruz de Tenerife.

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Ictus.

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