[vc_row][vc_column][vc_column_text]Tartamudez – Santa Cruz de Tenerife, 02 de noviembre de 2018

A medida que los niños pequeños y en edad preescolar empiecen a hablar más, es posible que hablen de forma entrecortada, lo que generará preocupación respecto a la tartamudez. Como padres, ¿cómo saber cuándo los problemas de fluidez son parte normal del desarrollo y cuándo preocuparse más?

La tartamudez es un trastorno de la comunicación (no del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla acompañadas de tensión muscular en cara y cuello.

En España existen más de 467.000 personas que tartamudean, según datos ofrecidos por la Fundación Española de la Tartamudez, lo que supone el 2% en adultos y el 5% en niños en el conjunto de la población.

La tartamudez o disfluencia normal en el habla suele ocurrir entre el año y medio y los cinco años de edad y suele ser transitoria y recurrente, incluso puede desaparecer durante semanas; mientras que las disfluencias atípicas son más frecuentes y están más tiempo presentes que ausentes. En las atípicas es característico que el tono de la voz aumente con las repeticiones, y en ocasiones se asocien a un bloqueo, tanto aéreo como de la voz, durante varios segundos. Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), apunta que diferenciar las disfluencias normales y las atípicas “no siempre es sencillo, y a veces precisa de personal especializado”, aunque señala que “existen algunas características del habla que nos permiten diferenciar o establecer una situación de mayor riesgo para la tartamudez. En las disfluencias normales, los niños repiten las sílabas o las palabras una o dos veces, mientras que en las atípicas, el número de repeticiones es mayor (normalmente más de tres). Además, es evidente la tensión en la musculatura facial, especialmente alrededor de la boca.

¿Cuáles son los problemas de fluidez?

No es raro que los niños pequeños tengan problemas de fluidez en el habla (por ejemplo, repetición de palabras o frases). De hecho, probablemente alrededor del 5 % del total de niños tienen problemas de fluidez en algún momento de su desarrollo, por lo general entre los 2 años y medio y los 5 años. También es muy característico tener problemas de fluidez intermitente. A veces, esto puede ocurrir sin motivo aparente, pero a menudo ocurre cuando el niño está emocionado, cansado o se siente presionado para hablar.

Factores de riesgo de la tartamudez

Hay otros factores de riesgo que pueden ayudar a predecir si los problemas de fluidez continuarán más que unos pocos meses.

  • Los antecedentes familiares son el factor de predicción más importante para saber si es probable o no que un niño tartamudee.
  • Sexo. Los varones tienen el doble de probabilidades que las niñas de tartamudear, y los varones en edad de escuela primaria tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de tartamudear que las niñas.
  • Edad de inicio. Es más probable que los niños que comienzan a tener dificultades alrededor de los 4 años de edad tengan un tartamudeo persistente que aquellos que empiezan a tartamudear siendo más pequeños.
  • Los trastornos del habla o del lenguaje coexistentes aumentan las probabilidades de que un niño tartamudee

¿Qué deben poner en práctica los padres para que se valore si su hijo tartamudea?

El Consejo General del Colegio de Logopedas establece que es necesario acudir a un logopeda con formación específica en tartamudez para que valore en su conjunto las circunstancias que rodean al niño, su familia, el inicio de las disfluencias, etc., así como realizar un pequeño seguimiento y valoración de su habla.

Desde el Consejo General de Colegio de Logopedas se hace un llamamiento sobre el desconocimiento que existe actualmente por parte de los profesionales de la sanidad, concretamente, de los pediatras, sobre este tema. “El pediatra es el primer profesional al que recurren los padres y, en muchas ocasiones, los padres se encuentran con respuestas del tipo: ya se le pasará o es muy pequeño, y no los derivan al logopeda, que son los profesionales que entienden la importancia de “no esperar”, sobre todo en el caso de los niños pequeños entre 2 y 6 años”. Además, desde el Consejo se manifiesta que “el 80% de los niños con tartamudez no pudo acceder al logopeda por la Seguridad Social, porque el pediatra no consideró prioritario derivarlos, dando por hecho que lo superarían con la edad”. Asimismo, el Consejo hace especial hincapié en que, “aunque la tartamudez afecta al habla, tiene otras consecuencias para la persona, pues tiene implicaciones en sus pensamientos y emociones: miedo, vergüenza, culpabilidad, etc. Por eso, la atención temprana también será fundamental para prevenir y mejorar estos aspectos”.

Una vez que se ha confirmado la tartamudez del niño, Juan Carlos Portilla declara que la terapia se basa fundamentalmente en el trabajo que realizan los terapeutas especializados en el lenguaje y el habla. “Los objetivos del tratamiento, que deberán ser individualizados, son los mismos para los niños que para los adultos, aunque para los primeros el tratamiento también debe incluir la prevención del desarrollo de una tartamudez que pueda llegar a ser un problema en la edad adulta, por lo que será mejor cuanto antes se detecte y actúe sobre el problema”, reitera Portilla.

Asimismo, los expertos también inciden en el papel que el entorno familiar tiene para ayudar al niño que tartamudea a que se desarrolle sin estrés, proporcionándole un ambiente tranquilo que permita al niño hablar. Es necesario, en su opinión, escuchar atentamente lo que dice el niño, esperando que termine completamente las frases, evitando interrupciones constantes; hablar con él de manera relajada, sin intentar completar las palabras que al niño le cuesta pronunciar.

Una buena gestión de la tartamudez con la ayuda de un logopeda puede conseguir, según el Consejo General de Colegios de Logopedas, que el impacto de dichas disfluencias sea el menor posible en el flujo del habla y que el impacto en su comunicación, autoestima y en su vida diaria se reduzca.

Fuente: El país

 Para cualquier duda, consulta o si desea ampliar información sobre la tartamudez puede ponerse en contacto con el servicio de Logopedia de Centro Neurológico Antonio Alayón (Santa Cruz de Tenerife – Tenerife).

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Centro Neurológico Antonio Alayón, Santa Cruz de Tenerife.

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