Neuropsicología: La afasia es un trastorno del lenguaje que se produce como consecuencia de una patología o lesión cerebral.

Se trata de la pérdida de capacidad de producir / articular y/o comprender el lenguaje, debido a lesiones en áreas cerebrales especializadas en estas funciones, o por lesiones difusas en el cerebro (corteza y subcorteza).

El término afasia fue creado en 1864 por el médico francés Armand Trousseau (1801-1867). Etimológicamente, procede del griego ἀφασία, ‘imposibilidad de hablar’. Es importante distinguirla de la disfasia, donde el paciente sufre un trastorno en la adquisición de uno o varios aspectos del lenguaje, pero nunca ha llegado a adquirirlo plenamente. En el caso de la afasia, el paciente adquirió la capacidad lingüística, pero posteriormente la ha perdido.

Las causas de los síndromes afásicos son múltiples, siempre por lesión orgánica o estructural del cerebro. Entre las causas más frecuentes, están las lesiones cerebrales agudas (traumáticas, como los traumatismos cráneo-encefálicos, o quirúrgicas, como secuelas de una cirugía cerebral), lesiones vasculares (ACV’s) o procesos neurodegenerativos (Enfermedad de Alzheimer y otras demencias, como la Demencia Fronto-Temporal).

Globalmente, como hemos dicho, una de las principales causas de la afasia son los ACV’s o “ictus”, donde por diversos motivos (hemorragias, trombos, émbolos) la circulación cerebral se ve interrumpida, provocando la “muerte” de la parte del cerebro que está irrigada por la arteria comprometida. Si la arteria obstruida lleva sangre a algún área del cerebro directa o indirectamente responsable del lenguaje, aparecerá la afasia. En función de la extensión y la localización de la lesión, la afasia será más o menos grave, y afectará a una forma u otra al lenguaje. En los casos más leves, la afasia durará sólo unos pocos segundos o minutos, en los más graves, el trastorno de lenguaje puede ser permanente.

En algunos casos, la lesión provoca dificultades para expresar el lenguaje, problemas para articular que hacen el lenguaje poco inteligible, acortamiento de la frase al hablar, y puede llegar incluso al mutismo, que es la incapacidad total de expresar palabras. En otros casos, la dificultad estará en comprender el lenguaje oral, evocar el nombre de palabras previamente conocidas, o repetir las palabras del interlocutor. En casos menos frecuentes, pueden aparecer dificultades de lectura y escritura, pero raramente aparecen estas secuelas como únicos síntomas.

El pronóstico de la afasia depende de muchos factores, como son la extensión de la lesión, el sexo del paciente, su nivel educativo, y fundamentalmente, la edad de éste. Por norma general, los pacientes más jóvenes y de mayor nivel educativo, presenta una mayor tasa de recuperación neurológica y por tanto, un mejor pronóstico de recuperación.

Por su puesto, es de especial importancia, en cualquier tipo de afasia (sea cual sea la causa, gravedad y tipo) una adecuada recuperación neuropsicológica y logopédica. Es frecuente que en el caso de un ictus, el trastorno afásico se vea acompañado por déficit físico-motores, como debilidad en miembros, espasticidad e hipertonía, parálisis facial, o incluso hemiplejías. Se dan muchos casos donde la rehabilitación neurológica se centra puramente en los aspectos fisioterápicos, y se deja en segundo plano la rehabilitación del lenguaje, considerándose en ocasiones que la afasia es irreversible, o se “recuperará sola”.  El lenguaje en el ser humano es la principal herramienta de la que disponemos para interaccionar con el mundo, hacer saber nuestras necesidades, sentimientos, transmitir conocimientos, y en general, hacernos seres que vivimos en sociedad. Una pérdida del lenguaje puede llegar a ser tan o más incapacitante que una pérdida o secuela motriz, sin embargo, en muchas ocasiones, no se le da la importancia que se debe.

El logopeda y el neuropsicólogo son los dos especialistas responsables de la rehabilitación de la afasia, y su intervención en la recuperación del trastorno es fundamental desde el momento que se considere que el paciente ha logrado estabilizarse tras el ictus. No existe un techo o “máximo” posible de recuperación de una afasia, cada paciente es distinto, y la tasa de recuperación es impredecible, pero en la mayoría de los casos, la recuperación es notable. Frecuentemente la rehabilitación llega a ser total, recuperando casi en su totalidad la capacidad lingüística del paciente, y en otros, la rehabilitación logopédica y neuropsicológica logra reducir las secuelas a leves defectos verbales residuales.

Es por este motivo que se debe considerar la afasia como una patología tratable y siempre con un pronóstico positivo (salvo que el origen sea degenerativo) por lo que la rehabilitación logopédica y neuropsicológica es fundamental, dado que no existe ningún tratamiento farmacológico para tratarla.

Para cualquier duda o consulta o si deseas ampliar información, puedes ponerte en contacto con los servicios de Neuropsicología o Logopedia, de Centro Neurológico Antonio Alayón (Santa Cruz de Tenerife).

Neuropsicología –  Santa Cruz de Tenerife, 19 de Enero

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