Debido a las numerosas consultas que hemos recibido últimamente por parte de cuidadores, hoy dedicamos este artículo a la última etapa de la enfermedad degenerativa de Alzheimer, abordando de una manera sencilla y práctica, todos los síntomas que se sufren en esta fase.
Las “Demencias” son un conjunto de enfermedades neurodegenerativas que comparten características comunes. Dentro de ellas, la Demencia tipo Alzheimer es una más de las demencias que se pueden sufrir, aunque al ser la más frecuente con mucha diferencia, es normalmente en la que se piensa cuando se habla de “demencia”
Cuáles son los síntomas en la última etapa del Alzheimer
Actualmente, el término “demencia senil” está en desuso por los profesionales de la neurología y neuropsicología, dado que el término no da cuenta de la gran variabilidad de edad a la que puede aparecer una demencia (incluso desde los 40 años) ni su origen (vascular, secundaria a otra patología, etc.).
Debido a esto, y entre otros motivos, existe tendencia a invisibilizar las demencias en fases avanzadas, considerando que son «normales para la edad». La mayoría de los esfuerzos médicos y sanitarios van dirigidos a las fases iniciales, pero ¿qué ocurre en las fases más avanzadas y terminales?
Cada demencia evoluciona según cada persona y el tipo de demencia del que se trate, pero hablando en términos generales, las fases severas de las demencias tienen muchos síntomas comunes. Conocerlos nos pueden ayudar a anticiparnos a lo que está por venir, normalizar la situación y disminuir el miedo y la incertidumbre
No siempre una demencia evoluciona hasta fases severas
Globalmente, las fases avanzadas de una demencia en general, y del Alzheimer en particular, se caracterizan por un empeoramiento de los síntomas más característicos de la enfermedad:
- Alteración grave de la memoria, pudiendo llegar a no recordar y/o reconocer familiares como hijos y cónyuges, no reconocer su propia casa, o su propio nombre.
- Empeoramiento del lenguaje, reduciendo su vocabulario a monosílabos o a palabras aisladas. También dificultades para seguir instrucciones muy simples. En las fases más severas, puede desaparecer totalmente el lenguaje.
- Gran dependencia o total dependencia de una tercera persona para sus actividades más básicas. Pueden necesitar ser bañados, usar pañal, y requerir que una persona les de de comer. También puede aparecer dificultades para tragar o masticar, necesitando espesantes o comida molida.
- Desorientación grave, tanto en persona (puede no recordar su nombre y/o su edad), en tiempo (pensar que vive aún con sus padres o que estos están vivos) o en espacio (no reconocer su hogar como propio, solicitando volver a su casa). Este síntoma es especialmente problemático porque puede implicar que el paciente se desoriente y se escape de casa o se pierda en la calle.
- Trastornos de conducta: Puede aparecer gran apatía y desinterés, irritabilidad o agresividad, trastornos del ciclo de sueño (insomnio nocturno y somnolencia diurna) alucinaciones o delirios.
- Dificultades relacionadas con la dependencia y la edad: Mayor riesgo de caída, de infecciones urinarias o respiratorias, etc.
Es importante destacar que no siempre una demencia evoluciona hasta fases severas, precisamente por su condición de afectar de forma mayoritaria a personas de avanzada edad. Generalmente, con los actuales tratamientos, la enfermedad puede relentizarse y en muchos casos, el fallecimiento de la persona viene causada por otras enfermedades relacionadas con la senectud, y no directamente por el proceso demencial.
Para cualquier duda, consulta o si desea ampliar información sobre la última fase de la enfermedad de Alzheimer, puede ponerse en contacto el servicio de Neuropsicología de Centro Neurológico Antonio Alayón.
Neuropsicología.
Síntomas en la última fase de la enfermedad de Alzheimer.