Importantes pautas emocionales y pedagógicas a seguir en pacientes con TDAH y TEA para estos duros momentos que tenemos que estar en casa.

Los tiempos que estamos viviendo actualmente con la Crisis Sanitaria debido al COVID-19 son duros a todos los niveles vitales. En una situación como esta resulta de suma importancia conocer como funciona la psique humana, sobre todo sujeta a este nivel de “aislamiento social”.

Las personas que sufren TDAH y TEA son mas vulnerables y presentan más dificultades a la hora de tolerar el confinamiento

Las situaciones extremas, sobre todo aquellas que conllevan estados de emergencia y de presión, sacan la mejor y la peor faceta de las personas. Sin embargo, hay que intentar, en la medida de lo posible, focalizar la mente en las buenas acciones y en gestos de solidaridad y empatía.

Tenemos que conseguir que esa “hipocondría social” y ese miedo a la incertidumbre no sea desproporcionado, confiar, tener fe y esperanza, además de una buena conducta hacia esta Crisis, para que nuestra salud mental no corra peligro.

Es bien sabido que “cada persona es un mundo” y que no toda la población mundial soporta de la misma manera el confinamiento como consecuencia de este estado de alarma. Existen múltiples factores que afectan a la hora de abordar esta pandemia.

Las personas con trastorno de déficit de atención y/o hiperactividad (TDAH) y personas con trastorno del espectro autista (TEA) serán más vulnerables ante esta situación y encontrarán más dificultades a la hora de tolerar esta etapa.

¿Cuáles son sus necesidades?

En el caso de niños con TEA, el confinamiento puede ser especialmente difícil, ya que son personas con mayor rigidez mental y que necesitan rutinas fijas, y en algunos casos existe discapacidad intelectual que hace más complicado el entendimiento de la situación. Son personas que llevan realmente mal los cambios, sienten la necesidad absoluta de seguir comportamientos rutinarios y precisan de predecibilidad continua para sentirse seguros.

Los niños y personas con TEA tienen obstáculos a la hora de desarrollar habilidades sociales, por lo que el autocontrol, el estrés y la ansiedad son ámbitos que les cuesta más trabajo comprender, soportar y tolerar.

Por otra parte, los niños y personas con TDAH tienen otras características diferentes. Tienen la necesidad de estar en movimiento y en espacios amplios donde se sientan libres y capaces de quemar y liberar su energía. En el caso de niños a los que se le suma la baja concentración ante las tareas, la situación se complica, ya que necesitan pautas constantes para que no se desvíen de las tareas diarias. Tienen dificultades a la ahora de efectuar las funciones ejecutivas, es decir, controlar y autorregular la propia conducta.

Reyes Vergara Antón –  logopeda y pedagoga

Como conseguir que el confinamiento sea lo menos duro posible para estas personas

Existen diferentes herramientas y pautas para que el confinamiento se haga lo menos duro posible, sobre todo, para personas con estas necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE).

En el caso de los niños con TDAH, muchos padres están aprovechando estos día de  encerramiento para jugar más y liberar energía con diferentes entretenimientos activos, donde se ejerciten habilidades de aprendizaje transversales o multidisciplinares, es decir, aprendizajes donde se desarrollan conocimientos múltiples, sin que el niño o joven sea consciente de que está haciendo tareas, para que la actividad sea más atractiva e interesante para él.

Los tiempos de trabajo deberán ser de 30 a 45 minutos, ya que el nivel de concentración, a partir de ese tiempo, irá bajando. Se deberán intercarlar diferentes actividades de manera lúdica para focalizar constantemente la actitud y concentración, variando los ejercicios cada corto tiempo, descansando brevemente entre unos y otros, utilizando medios audiovisuales para llamar el interés y mantenerlos motivados.

A través de juegos de mesa, podemos trabajar estrategias cognitivas, cálculo, memoria, creatividad, siendo una ayuda fundamental en estos momentos

Algunos ejemplos son: laberintos, puzzles, lecturas dinámicas, encontrar diferencias, juegos de reglas y competición, tales como dominó, cartas, donde aprendan a respetar turnos, a cumplir las normas, a anticipar los movimientos de los contrincantes e incluso la tolerancia a la frustración, en el caso de que se pierda alguna partida.

Si elegimos videojuegos, hay que tratar de seleccionar aquellos que favorezcan la concentración y la resolución de problemas, para así activar las funciones ejecutivas de organización espacio-temporal. Algunos videojuegos que contemplan la actividad motora como base del aprendizaje, serían buena opción, como por ejemplo la WII, ya que pueden ser útiles para encauzar toda la energía sobre ellos; si además, añadimos juegos colectivos en grupos, mejoramos la capacidad de la formación de equipos.

En el caso de los niños con TEA es clave pautar rutinas de trabajo por las mañanas y rutinas de hobbies, ocio y tiempo libre por las tardes, creando una organización semanal, para tomar conciencia del paso del tiempo, añadiendo motivación y reduciendo la apatía. Es mejor crearse pequeños objetivos, fáciles de desempeñar y conseguir, que no abarcar muchos, difícilmente alcanzables.

Hay que incentivar la autonomía, estipulando unas actividades que se van a ir modificando semanalmente, siendo precavidos a la hora de consolidar los aprendizajes previos y hasta que éstos no se consigan, no proseguir con objetivos nuevos, para cerciorarnos de fortalecer las prácticas.

¿Como se debe actuar cuando todo esto acabe?

Registrar los comportamientos, pautas y actividades, reforzará la seguridad del niño o joven y será más fácil tomar consciencia de los procesos evolutivos. Todos estos ejercicios van a adaptarse según la edad, nivel educativo, intereses propios de la persona etc. Intentaremos crear un ambiente lúdico donde el centro de atención sean sus propios intereses.

A la hora de realizar las modificaciones en cuanto a las actividades, hay que tener en cuenta la temporalización, haciendo muy visible y tangible el tiempo que dura la actividad, teniendo un principio y un final evidente. Por otra parte, hay que tener en cuenta la elección, aprendiendo la manera de elegir los ejercicios, evitando repetir siempre los mismos para evitar rutinas estereotipadas. Utilizar papel, pizarra, fotos, pictogramas, dibujos, cualquier medio visual que haga más perceptible la actividad. Cualquier cambio hay que anticiparlo previamente, con métodos los
más comprensibles posibles.

La vuelta a la normalidad cuando toda esta crisis se calme debe de ser con pasos cortos pero firmes. Deberemos explicar la situación en todo momento, evitando dramatismos y eludiendo la alarma social. A su vez, debemos dar conciencia de la realidad, limitando el acceso a la información negativa y confusa y seleccionando los contenidos más útiles a su edad, nivel educativo y conciencia social.

“Cada niño es único, especial y necesita libertad para creer y explorar el mundo por sí mismo. Siembra en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan…Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón”.
María Montessori

Centro Neurológico Antonio Alayón, Santa Cruz de Tenerife.

Artículo realizado por: Reyes Vergara Antón. Pedagoga y Logopeda del Centro Neurológico Antonio Alayón.

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